Por: InFaMe
México se encuentra inmiscuido en una situación que lo empuja y asfixia al ridículo internacional, creo yo. Primero porque, en un país que se precie de ser aspirante al primermundismo (aunque quizas ingénuamente), hay varias cosas que simplemente no deben fallar, entre ellas, el jet privado en el que viaja el Secretario de Gobernación, (segundo al mando del país después del presidente).
Y es que, si el avionazo del pasado martes fue un accidente, estamos ante un hecho que habla de la crisis estremecedora de las instituciones mexicanas, porque es bien sabido que para que un avión falle; o se comete un error garrafal por parte de los dos pilotos, o existen varas fallas mecanicas graves por falta de mantenimiento. En este caso y siguiendo esta versión, resulta avergonzante que hubiera un momento en que existiera tal posibilidad, porque eso indicaría que los pilotos no estaban capacitados para asumir la respondabilidad de transoprtar al Secretario, o que en la Segob, escatiman refacciones pal avioncito de su jefe.
Sin embargo, me resulta muy extraño que con los avances tecnológicos que, hasta ahora existen, no se haya definido la causa del accidente de manera clara. Me explico; cuando sucede un accidente de estas características, se recibe una llamada de auxilio por parte de la tripulación o se conoce unas horas despues del desafortunado evento que falló algún motor o mando principal del avión y esa fue la causa del accidente.
Pero en este caso se conoce, según los estudios realizados por los especialistas, que todo funcionó correctamente y no hubo falla grave alguna. Esto, lejos de tranquilizar a la sociedad, alarma más, porque hasta donde se puede observar y leyendo entre lìneas, las explicaciones coherentes de este suceso, tratándolo como accidente, se estan agotando.
Pensando mal, para acertar (como dice el refrán), este evento apunta hacia ser causado por un agente externo que produjo la «perdida abrupta y agresiva de control» que asegura el Secretario Tellez. Y siendo aun más malpensados, podría uno pensar que el helicóptero que atravieza la ruta del jet accidentado, el mismo que lo desaparece del radár del Aeropuerto, puede tener muchop que ver. Ya en el colmo de la sospecha, podríamos empezar a considerar la version que apunta a que fuimos testigos de un atentado contra Mouriño, o contra Vasconcelos mismo, sólo que el gobierno no puede aceptarlo ante el mundo porque entonces sí la estabilidad política y económica del país se hace pedazos. No es tan descabellado pensarlo, sobretodo teniendo como antecedente que vivimos en un país donde nunca pasa nada y cuando pasa… ¡no pasa nada!. ¿Será?
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